16 ago 2009

Viaje al Sur ll


IMPRESIONES Y OPINIONES

Lisboa: Conocida de otros años (es la tercera vez que la visito en barco) no encontré nada nuevo. Mucho turista, mayoritariamente españoles, y la ciudad algo deteriorada con respecto a hace unos años. Quizá algo mas sucia de lo que recordaba y con las aceras en lamentable estado de deterioro por falta de mantenimiento y reparaciones.
Parece que aquí también llegó la crisis.
Como otros años, estuvimos en la marina de Doca de Alcántara, que suele ser una de las pocas que admite tránsitos y siempre, o casi siempre, hay plaza de amarre.

Punta Umbría: La ciudad muy bien, con mucho ambiente en el centro, especialmente en la Calle Ancha, con buenos y no muy caros restaurantes donde los clásicos pescaitos fritos son una delicia. Las ¨niñas” bien, se les nota cierta clase. Mucho turista nativo, especialmente de Huelva y alrededores.
En lo referente a amarres hay tres marinas. Dos son clubes náuticos, donde los amarres para tránsitos son escasos, y la otra es una recién inaugura de la EPPA que estaba semivacía.

Rota: Es la segunda vez que la visito en barco y. como esperaba, bien en casi todos los aspectos. La única pega son los farragosos trámites de entrada. Demasiada burocracia como en casi todos los puertos de la EPPA.
La villa bien, muy limpia y cuidada y los restaurantes decentillos con buena comida y precios asequibles.

Ceuta: Aquí empiezan los amarres tipo Mediterráneo. Amarres de punta, proa o popa, con dos cabos al pantalan y línea de fondeo, sin finger. Un poco incómodo si el viento es lateral y quieres amarrar popa al muelle. La proa cae y el barco se atraviesa, por lo que hay que andar vivo al coger la línea de fondeo.
La ciudad bastante bien. Se la ve limpia y ordenada, especialmente la parte histórica, aunque el muelle pesquero y zonas periféricas, deja mucho que desear. Digno de verse la zona amurallada y el foso (navegable en barcos pequeños) que divide la península española de Maruecos. Para comer la Casa Gallega, en las murallas.

Melilla: Algo menos extensa que Ceuta pero con, mas o menos, los mismos habitantes (unos 75.00) la gran mayoría militares y funcionarios.
La ciudad muy moderna y limpia, con calles anchas y bien trazadas. Especialmente dignos de verse la fortaleza y la plaza de España. La marina muy bien aunque los servicios se encuentra bastante alejados de algunas plazas de amarre situadas a la entrada. Trámites simples y personal muy atento. Buenos restaurantes con carnes y pescaitos y a precio asequible.

Saidia: Una ciudad, mejor dicho, un pueblo fantasma. Originariamente era un pueblo marroquí pequeño, no muy limpio y algo “oliente” con unas playas enormes y aguas relativamente cálidas. Desde hace unos años es una enorme urbanización de mas de cinco kilómetros a lo largo de la costa, con un macropuerto deportivo casi vacío y unas instalaciones al uso en el mismo tipo de puertos deportivos europeos. Tiendas varias, pubs, discotecas, etc. El pueblo original queda a unos cinco kilómetros hacia el Este del puerto deportivo y también está contaminado por el turismo masivo, eminentemente marroquí. Funcionarios en vacaciones y nativos que trabajan en Europa, mayoritariamente.
Trámites de entrada farragosos y cansinos, con un montón de funcionarios.
Muchas urbanizaciones a medio construir y, aparentemente, también aquí llegó la crisis del ladrillo, puesto que casi todas parecen semiabandonadas.
Desde Saidia decidimos visitar la ciudad de Oujda, fronteriza con Argelia.
Una ciudad importante, capital de la región, que en otro tiempo fue próspera cuando las relaciones entre Marruecos y Argelia eran fluidas.
Lo mas interesante de esta ciudad es la Medina o Zoco. Es inmenso y hay de todo a la venta, desde los “Trolex” hasta cualquier cosa que se nos ocurra. Como casi siempre, acabas comprando algo, aunque solo sea por el placer de regatear.
Como no hay transporte regular desde Saidia a Oujda decidimos hacerlo en taxi. Unos 60 kilómetros nos costó 120 dirham (menos de 12 Euros) Toda una aventura. El vehículo un Mercedes de los años 70 (todos son iguales) que solo funcinaba el motor, el cambio de marchas y, en algunos, el cuenta kilómetros. Algunas puertas atadas con alambres. Una sola manilla, que el conductos pasaba cuando se la pedías, para abrir las ventanillas, cuando abrían, y una velocidad escalofriante para estos cacharros con puntas de 150 K/h. Acogonable y escalofriante. La carretera bien, con dos carriles en la mayor parte de su recorrido, aunque los conductores iban a su bola cambiando de carril a capricho, por el arcén o circulando entre uno y otro carril.
Fin de impresiones y opiniones del viaje de ida.


At Marina Smir, the 16/08/09, away from home, sweet home.

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